Saturday, March 24, 2012

De cómo me enamoré un sábado...

Eran las nueve. Me levanté un sábado, un sábado cualquiera o al menos eso pensaba …Desayuné un cafetillo y tostadas con mermelada de melocotón y luego despedí en la puerta a mi amor. El sol brillaba como hacía tiempo, había dejado su timidez invernal y despertaba picarón con el nuevo espíritu primaveral. Poco a poco me fui vistiendo y me dispuse a salir a la calle. Por el camino me crucé con una cara conocida que no pudo evitar darse cuenta de la diferencia con otros sábados y me dijo.

-“¡Hola! Hoy qué, te toca ir sola? Dónde lo has dejado?”
-“Sí, sí me toca venir sola. Hoy le tocaba trabajar”
-“Qué palo, tendrás que hacer más viajes”
-“Pues sí, que le vamos a hacer”.

Seguí con mi camino, pensando en todos los qu
ehaceres que me esperaban y casi paso de largo. A primera instancia no me percaté de su presencia, no vi nada, estaba cegada por mis pensamientos. Y de golpe y porrazo, zas! ¡Ahí estaba! Desde el primer instante me cautivó y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. ¡Qué presencia! ¡Qué porte! ¡Cómo era posible no haber advertido su presencia antes! ¡Qué resplandor, que rizos, que belleza más inmensa! y me sentí tentada…ai! Fue amor a primera vista y ese flechazo me traicionó…no entraba dentro de mis planes enamorarme de otra. ¿Qué dirían de mi? ¿Y mi amor? Pero era imposible evitar la atracción, así que me dispuse a buscar entre mi monedero multicolor algún que otro euro perdido y comprarla. Me repetía sin cesar ” Ya sé, ya sé, no entra dentro de mis planes, no debo no debo…pero no puedo evitarlo…es tan tan…tan VERDE!!!”.
Pagué con ansiedad y me fui corriendo cual correcaminos hacia casa. Necesitaba verla en todo su esplendor a plena luz de cocina. ¡Qué maravilla, qué espectáculo, qué hojas! qué sublime combinación tenía maquinada para ella. Abrí el frigoríafico y extraje una olvidada granada que me miraba con cara de pocos amigos. En su mirada decía ” ¡
ajá! A buenas horas te acuerdas de mí! ¡Me tienes aquí encerrada, pudriéndome a la sombra! ¡Congelada! Mira mi piel, ya no es tersa! Maldita seas” Y a regañadientes tuve que partirla y desgranarla, mientras mi nuevo amor me miraba suplicante “¡No me cortes si tanto me quieres! ¡¡No me destroces!!”. ¡ AH! Qué culpable me sentí! Pero que imperiosa necesidad era tenerla en el plato, emparejada con la granada, con el aceite y una buena dosis de aceite balsámico de módena, OH sí! ¡Qué inconmensurable placer!
Ya lo tenía todo dispuesto para regalarme los sentidos con esa ensalada de escarola. Cogí el tenedor y pinché con decisión, sin olvidarme de incluir algún que otro grano de granada. Mientras acercaba el tenedor a mi boca me pareció oír ruidos, “Oh no! “pensé.

-“Hola! Qué t…ahh!! Pero qué estas haciendo! ¡Me parece increíble!”
-“Lo siento,…yo no quería pero la vi…no pude evitarlo”
-“¡Eres increíble!!INCREÍBLE!!! No tienes vergüenza. Dijimos que íbamos a ceñirnos a la lista, a la lista de la compra! ¡Hala! Pues me voy a comprar yo roquefort…a ver
si vas a ser tú la única que se da esos gustazos!”

Sunday, February 19, 2006

Una palabra tuya (Elvira Lindo)


Una palabra tuya es un relato desgarrador, escrito con un lenguaje cotidiano, cercano, sencillo pero potente. Debo reconocer que en un principio no me atrajo el libro, sin embargo, al ir adentrandome en la historia de estas dos mujeres (Rosario y La monstrua) no pude evitar sentirme identificada en algunas de las desilusiones que la vida nos enseña. Por una palabra tuya se podria ayudar a tanta gente, se podria hacer feliz a alguien, se podria iluminar el dia mas oscuro, se podria hacer sonreir al mas triste, se podria calentar al que padece frio...se podrian conseguir tantas cosas, y es que a veces todos necesitamos una sola palabra en un determinado instante de nuestras vidas.
un libro altamente recomendable, pero advierto que muestra una realidad tan palpable a traves de sus paginas que a veces no sabes si eres tu la que esta leyendo la historia o si simplemente ya estas incluida.
Toda una sorpresa encontrar este libro entre mis libros sin leer.

Wednesday, February 01, 2006

Tendencias Suicidas (I parte)

La mirada perdida de su ser le delató...he aquí la historia de un niño grande que padecía de la capacidad comunicativa que nos une a todos los seres humanos, como animales que somos. A veces, nuestra preciada “joya”, la racionalidad, la inteligencia y el pensamiento nos llevan a conductas que no nos son innatas; este es el caso de los comportamientos autodestructivos.
Y es que aquella cara angelical poco podía hacer suponer el tormento que entrañaba.
Su inteligencia fue su enemiga y al mismo tiempo, desapareció cuando más la necesitaba, cuando requería la racionalidad, la coherencia suficiente como para mantener sus actos una y otra vez; tristeza sintió al afrontar las consecuencias. Su cuerpo resultó dañado, debilitado en lo más hondo pero su mente era lo que más intranquilizaba a los que le queremos.
Durante su existencia siempre estuvo debatiéndose en la continua lucha entre su vida y su muerte.
¿Por qué pudo desear alejarse de todo y todos para siempre? ¿Cómo pudo llegar a tal extremo?
Y lo peor, ¿cómo pudo llegar a sentirse tan solo, teniendo a su alrededor personas y no “gente” que le quería y sigue haciéndolo? ¿A caso nos ignoraba de manera involuntaria, indeseable e inevitable?
Supongo que adoptó la posición más cómoda, fácil y cobarde, pero... ¿A caso puedo yo juzgarlo sin antes conocer sus razones, motivos o “deplorables circunstancias” que le conllevaron a tan desacertada situación? ¿Fue una decisión o una “imperiosa necesidad”?
Él se arrojó al abismo de la muerte que sólo conocen quienes la habitan y, si bien pudo alcanzarlo, hubo redes amorosas que lo atraparon a tiempo, antes de que lograra sus propósitos.
Y ahora, ¿qué?¿cómo ve la “vida”?¿Vida?¡Qué significado tan diferente al de los demás debe tener él!¿Carece todavía de este?¿Sabrá afrontar que el sentido de la vida suele ser incierto y confuso para todos, aunque para algunos resulte más o menos difícil?¿Podrá entender que en el juego de la vida no sirven las trampas ni los fraudes, que no existen los afortunados tocados por el divino índice, sino seres desorientados que hallan uno u otro sendero?
Si pudiera...si él quisiese compartir con los demás sus “transcendentales conflictos” podría encontrar una base de la que partir, de la que poder mejorar o al menos aliviar el dolor que cualquiera encierra cuando uno solo carga con todo lo que esta “vida” comporta: preocupaciones, obligaciones, felicidad y aflicciones...pero, ¿no es este el “precio” por estar en este mundo?¿No debemos todos afrontar las trabas que nos plantea el hecho de seguir respirando milésima de segundo por milésima de segundo?¿No demostró inmadurez o poca resistencia? Aunque, debo admitir que quizás él tuviese “sobrecarga”, pero ¿cómo poder valorar quién tiene más o menos problemas que resolver, más o menos trampas que esquivar?
El mayor problema es ser una persona “demasiadodiferente” o peculiar, tener una dosis de inteligencia y ganas de ejercitarla inmensas y una especial propensión hacia ese estado anímico, más bien bajo, al que se suele denominar depresión; todo esto combinado con esa etapa de transición y perturbaciones constantes que es la adolescencia. Ese paso de niño a adulto. Afrontar la “vida”...
Y es que los grandes genios, ofuscados en hallar una respuesta a esta existencia se sintieron, sino toda su vida, gran parte de ella, aislados de la “gente”, refugiados como viejos ermitaños entre sus pensamientos y meditaciones, excluidos de todo lo considerado “normal” pero no de lo mundano donde tropezaron múltiples veces. Ese fue el problema, sus devaneos con el lado oscuro de la genialidad.
Dolor, déjame en paz...Siento un malestar indescriptible que me oprime el pecho y que no me permite respirar. Me ahogo... Siento nauseas y a mi alrededor no logro encontrar un punto de sujeción, un punto de apoyo...un salvavidas alrededor de mi tórax que lo único que consigue es presionar más y más sobre mi escuálido cuerpo, transgredido por todo exceso, por todo mal.
El hilo musical es el de siempre, aquel al que nos tienen acostumbrados y que no hace otra cosa que convertirse en un molesto zumbido que llega hasta nuestros oídos con interrupciones esporádicas a causa de su pésima calidad sonora.
El metro...me deprime; bajo tierra y repleto hasta rebosar de almas sin rumbo, de almas desesperanzadas, de muchos que lo eligieron como el lugar “idóneo” para lanzarse a los brazos de la muerte en esas vías frías por las que pasa la estruendosa máquina que nos aprisiona durante largos e interminables minutos.
Hoy no es mi día, por lo general no suele serlo aunque, tal vez, debiera convertirlo en lo que se suele llamar el principio del fin; bueno, en este caso, de “mi fin”...Llevo mucho tiempo dándole vueltas en la cabeza, aunque jamás pensaba en ello como algo serio que fuera a ocurrir realmente. Creo que esta situación ya no se sostiene de ninguna de las maneras posibles, debo escapar, huir a un mundo mejor o, al menos, seguro que mejor que este será.
Me siento. El banco de piedra está helado, como yo. A mi lado hay dos cotorras genuinas que hablan sin cesar sobre sus maravillosos y estudiosos hijos que hacen carrera en la gran ciudad y a los que han venido a ver. Mis padres jamás se han mostrado orgullosos de mi, quizás piensen que no hay motivo alguno...quizás tengan algo de razón. ¿Quién soy yo? Yo, que me creía “alguien”.Ingénuo! Tengo tanto a reprocharme...y tanto a
reprocharles,también.Y como brotó la impotencia y la decepción el día que llamé a mi padre porque hacia tiempo que no sabia de él; el sonido del auricular al descolgarse y la pronunciación de un “¿Diga?” desconocido, irreconocible, de una voz de mujer que jamás había oído fueron suficientes para comprender que la barrera que existía entre mi padre y yo había adquirido unas dimensiones que difícilmente yo podría salvar...Y, sin embargo, le sigo queriendo. Le añoro.
A lo lejos se oye el desagradable ruido de unos walkmans a tope de música “máquina”. Todas las miradas se dirigen a un chico alto, de piernas arqueadas, con un corte militar y unas botas que parecen sacadas del “Comando Patos Salvajes”; él, ausente e imperturbable ante las miradas de los extraños del andén, mira a lo lejos con cara de pocos amigos y sigue con su horrible sonido recorriendo el sucio suelo. Poco a poco empieza a acercarse más hacia mí. Rezo porque no se siente en el hueco de mi izquierda porque no soportaría esa carga de más.¡Ja! Para variar mis plegarias han ido a para a oídos sordos; me siento tan ignorado y encima ese ruido me empieza a taladrar de mala manera, mi tímpano vibra con fuerza y clama por algo de compasión.Tengo la sensación de que mis orejas van a estallar. ¡No comprendo cómo las suyas no lo han hecho ya!Lo más seguro es que desde hace tiempo no oiga nada, debe tener atrofiado el oído.
En el fondo a él le pasa algo parecido a mí y a muchos de los que estamos en el metro. Él también está alejado de este mundo y, en cierto modo, todos nos hallamos aislados del mundo que nos espera ahí fuera y no precisamente estamos aislados por unos simples metros de tierra. ¡Ojalá todo se redujese a algo tan sencillo! La verdad es otra, que se oculta en cada rostro, bajo barreras infranqueables que sólo algunos pocos logran atravesar y ni psiquiatras ni psicólogos tienen la llave maestra que abra todas esas puertas que en su interior esconden enormes y resistentes pestillos que nada más sus habitantes pueden mover para dejar el paso libre.
El espejo me muestra el reflejo de mi mirada perdida, parece intuir que me espera un duro cara a cara contra “alguien” que se debate entre este mundo y el de más allá...más allá de sus expectativas. ¿Por qué será tan necio? ¡Loco soñador! Siniestro ser...
A pesar de todo, me miro e intento hallar en mi rostro algún resquicio que muestre alegría, la complacencia o la ilusión de vivir que a él le hace falta encontrar en “alguien”, alguien como yo.
Debo demostrarle que no todos andamos tan perdidos en un mundo de tinieblas e invadiente oscuridad. Así que tendré que actuar o, más bien, exagerar la verdad; aunque es, en estos momentos, cuando dudo de todo e incluso llego a pensar ¿tendrá razón? ¿No seré yo la confusa que se comporta hipócritamente? Quizás...
...
El metro. Apesta. La iluminación apagada de la vieja linea. ¡Debí coger la linea nueva! Calor, asfixia y mi cuerpo sudoroso se queja de la falta del aire acondicionado.
Mi estado de ánimo me hace ver todo desde una nefasta perspectiva, hasta el color del vagón es de un verde carente de la luminosidad que representa este color: la esperanza y, en estos momentos, podría significar la esperanza perdida, la fe en esta vida que él necesita recuperar. O a lo mejor él no la necesita, ¿no estaremos todos obligándole contra su voluntad a aceptarla? Yo no quisiera imponerle una “felicidad” indeseada ni una fe irrecuperable en su existencia, sin embargo, no deseo dejarlo ir al regazo engañoso de la muerte.
Será mejor que me siente y deje descansar a mis aturdidos pensamientos...
Todavía faltan varias paradas antes de llegar al hospital. Alguien entra en el vagón y tengo la extraña sensación de que “ese alguien” me observa. Por desgracia tengo el acto reflejo de mirar y establecer contacto visual.¡Maldita sea! se ha sentado a mi lado.Se trata de un hombre al que se le podría calificar de tipo raro, de apariencia de “viejo verde”, que me observa con sus repulsivos ojos saltones, dirigiendo miradas lascivas que me intimidan. Deseo que llegue la parada; estoy muy incómoda y el contacto de su piel rozando mis brazos me resulta de lo más desagradable, no ceso de pensar “Apártate de mí, déjame en paz”. Hasta que al fin recobro fuerzas y ahora soy yo quien le dirige una de mis más bordes y penetrantes miradas gélidas que parece impresionarle lo suficiente como para que sus ojos dejen de examinarme...
Después del incidente del metro ya nada puede perturbarme, me siento preparada para afrontar la visión de mi destrozado amigo.
Después de nuestra última conversación da la sensación de estar más tranquila, espero que su tranquilidad no desaparezca al verme. Tengo miedo de que mi estado la impacte y se lleve una impresión negativa.
El hospital. Habitación 766. Extensión “Psiquiatría”. El piso séptimo y ya el nombre de la planta con letras grandes y firmes me perturban. Espero ser fuerte...
Cuando salgo del ascensor veo que hay unas puertas de cristal cerradas, así que llamo y por el interfono la enfermera me pregunta el nombre del paciente al que vengo a visitar. Le respondo imperturbable; y el zumbido me alerta de que ya puedo pasar. Resulta ser todo tan tétrico, tan decadente...
Es increíble, le tienen realmente encerrado. Aun recuerdo la noche en que me llamó desde su prisión para darme la noticia. Quería que supiera lo que había sucedido por él y no por una tercera persona. También recuerdo que aquella desafortunada noche únicamente supe decirle “¿Por qué?” Y su silencio fue atormentador, tan desalentador que pensé que si ya lo había intentado ahora poco le importaría todo lo demás. Después me respondió que se encontraba solo, que no tenía nadie con quien hablar aquel trágico día, que necesitaba huir, escapar de todo. Y yo le dije con el último hilillo de voz que me quedaba que ahora ya no tenía excusas, que cuando le fuera a ver me tendría a mí para charlar y, que jamás debió pensar que no tenía a nadie. Tantas veces le pregunté en el pasado qué le ocurría y siempre me contestaba que ya hablaríamos de ello algún día, pero ese día nunca llegó, nunca me explicó sus problemas o no quiso mostrármelos para que de esta manera yo le intentase ayudar.
Y su voz se apagó como la llama de un farolillo...y tan sólo escuché el terrible sonido de su llorosa voz que se despedía pero no sin la ilusión de verme. Por eso estaba yo en este lugar ahora, yo estaba por mi buen amigo.
El pasillo interminable llegó a su fin, al igual que el mar de incertidumbre en el que me encontraba. ¿Cómo estaría físicamente? Y lo más importante, ¿cómo estaría de trastocado su estado mental? Todo suena tan mal...
La puerta se hallaba entreabierta y bajo la atenta mirada de la enfermera que controlaba todos sus movimientos, tal y como más tarde pude advertir, me dirigí con decisión a abrirla, a penetrar en el limbo en que le hallé: perdido.
Lo primero que vi fue una espaciosa habitación y tendido en un sofá le encontré. No se percató de mi presencia hasta pasados unos instantes. La expresión de su cara hizo que un escalofrío me recorriera el cuerpo, estaba conmovida y un sentimiento de júbilo y mezcla de desasosiego me invadió. No sé por qué. Su sonrisa cansada denotaba la alegría de verme, sin embargo, era diferente a la de antaño. Realmente algo había cambiado y la profundidad de su mirada estaba ausente, en paradero desconocido por todo ser viviente. Y yo me pregunto: ¿Qué pudo conducirlo a semejante situación?
No se levantó, pero hizo un ademán de intentarlo. Estaba tan débil...Emocionada como nunca le di dos besos y le abracé con todas mis fuerzas; él hizo lo propio con las pocas que tenía. Sentí su cuerpo demacrado sobre el mío. Siempre había sido delgado pero no tanto como ahora. Estaba tan desmejorado, tan pálido y con aquel viejo pijama. Era todo tan penoso. ¡Jamás en mi vida estuve tan alterada! Cuando aparté mi cara de su pecho le miré y al acariciarme el pelo observé, sin querer (¡Ojalá no lo hubiera visto!), tres señales que me hicieron estremecer. Tres marcas en su muñeca ¿Por qué?!! En mi interior no pude evitar lanzar un grito amargo de espanto y horror, pero debía reprimirme delante de él.
Le acaricié los débiles y largos brazos y le cogí de las huesudas manos, le cogí fuertemente, no quería soltarle, era como si quisiera impedirle que se fuera. No pude evitar murmurarle “tontorrón, debiste acordarte de mí...” Y su sonrisa volvió a invadir aquel rostro que algún tiempo atrás poseyera mi amigo.
De repente habló, únicamente repitió mi nombre multitud de veces hasta que se tumbó todo lo largo que era apoyando su cabeza en mis piernas; mis manos le acariciaban el cabello y él no cesaba de murmurar mi nombre y de decir “recuerdas aquel día en que...” y con una vocecilla que se perdía me relataba tantos buenos momentos que habíamos pasado juntos, como si yo no los recordase. El buen sabor de boca que le dejaban aquellas vivencias parecían hacerle rebrotar algo las ganas por permanecer más tiempo entre nosotros. Su relato terminó en un suspiro y entonces fueron sus brazos los que me rodearon y su cabeza la que se inclinó despacio sobre mi pecho. Continué acariciándolo y dándole besitos en la cabeza hasta que como un niño pequeño se puso a sollozar y entre lágrima y gimoteo me explicó unos extraños motivos y razones que no pude comprender del todo. Quisiera tanto entenderle. Quisiera que su savia volviera a fluir contundentemente e hiciera recobrar el aliento nutritivo y trascendente que todos anhelamos en nuestro interior.
Mientras le tenía acurrucado en mí pensaba en lo enternecedor de su semblante...su pelo alborotado, su pijama desgastado, su piel carente de color y brillo, sus amargas lágrimas de inocente ser confuso que se unieron para probar mi aguante, que poco a poco desfallecía ante tal situación.
La abracé y al apartarme noté como su mirada se fijaba en los cortes de mi muñeca y sentí como se estremecía ante tal descubrimiento.

Saturday, January 28, 2006

Rusland


Noche. Frío penetrante. lluvia acechante. así se les presentaba la velada, caminando sin saber qué decir, caminando hacia aquel cafe del que tanto les habían hablado.
Semáforo en rojo. Alto. Silencio. Un beso en los labios sin mucho sentimiento. huidizo. Escurridizo por parte de Katja. Estaba ausente, resentida y al mismo tiempo, se sentía imperturbable, creía que nada le podía afectar (cuan lejos estaba de ser esta la realidad).
Cruzaron la calle, los coches les miraron con ojos asustados al ver un desfile fantasmagórico; estaban tan pálidos! eran cómo unos autómatas, caminaban dirigidos por unos hilos invisibles que los arrastraban irremediablemente a quién sabe dónde. Nadie lo sabía.
La puerta del café, el único que abria de por ahí ya que rea un lunes y era pasada la hora de las brujas; los engulló de un sólo mordisco. Dentro, la ténue luz los acogía con intimidad, les arropaba los sentimientos, la música nutria sus mentes y calmaba sus nervios. Katja pensó que era un lugar idóneo para perderse.
la estética era de su agrado. de la parde pintada (con colores tierras cálidos,había ojos egipcios de la sabiduría, amanitas, duendes, ballenas y unicórnios, de todo un poco) colgaban exposiciones itinerantes de cuadros, tanto de pintura como de fotografía. Aquella semana tocaba fotografía y el tema no era otro que las gentes de la India. cuantas veces había pensado en ir, como habían hecho algunos colegas suyos y ella, seguía imotente ante la idea de tal viaje. pensaba que si iba allí su vida cambiaría, tendría que asumir las consecuencias que se derivasen de tan increíble viaje, debería aceptar las diarreas, el papel marginal de la mujer, , el menosprecio quizás, los maltratos, las castas con sus intocables, las vacas sagradas y las serpientes que andan al atardecer por las calles de algunas ciudades pero también, la belleza y color del paisaje, la armonía existente dentro de tal caos, el quilibrido dinámico de un país impresionante, la mezcla de culturas y lenguas, la unidad de esas culturas, las influencias divinas, el Ganges con sus aguas marrones, las gentes, el Brahmo Samaj, etc. Y ella sabía que todavía no estaba preparada para dar ese paso a ese universo nuevo que siempre ha estabo ahí, casi inalterado por el paso del tiempo y del que tantos viajeros se han enamorado alguna vez. Un amor que te hace sangrar y que se te mete dentro sin remedio alguno.Quízás nunca estuviese suficientemente preparada...
Un amigo suyo italiano fué hará un año y volvió después de haber pasado tres meses en el sur de la India, pues bien, por lo visto el país le había quitado "no sé que venda de los ojos y de su alma" y había dejado la bebida y las drogas. Se había convertido en un "santón", tal y como ella solia llamar a la gente "sana". Katja no pudo evitar tener un pensamiento absurdo que le hizo gracia; pensó que quizas la cura para los bebedores empedernidos anónimos (y no tan anónimos) y los drogfadictos fuese pagarles un viajecito a la India. Sonrió para sus adentros. Aunque no sabia si saldría a cuenta, pero como mínimo era una alternativa a tanto centro de desintoxicación...Notó que empezaba a delirar, dejó de pensar en tantas chorradas; se sentó en una vieja silla de madera (bastante ortopédica, por cierto) y fijó su mirada en aquellas imágenes colgantes. Ian pidió una birra para él y otra para ella. Ian no miró más de dos segundos las fotografías, su atención estaba exclusivamente dedicada al rostro inexpresivo de Katja. "Que debe pasar por su cabeza", pensaba Ian. estaba algo aturdido todavía por la maría que habían fumado en su habitación. "espero que los del hotel no noten el olor...Bah! No creo que ni sepan lo que es..." Así de confiado andaba Ian por la vida...
Sus ojos no dejaban de asombrarse, su pupila no cesaba de dilatarse ante las historias que encerraban aquellas imágenes en blanco y negro. Estaba absorta obsernvando aquellas sandálias desgastadas ( las únicas que debía tener la persona retratada), era una imagen aterradora de unas sandálias que albergaban unos pies maltratados, unos pies a los que se echaba en falta los dedos índice y corazón, medio dedo meñique y la uña del dedo gordo...Era una imagen de profunda tristeza. Era desolador. Katja no podia evitar imaginar al ser que habia sobre esos tristes pies. También habia el retrato de una cara vieja, arrugada como un higo chungo, con un tatuaje en la frente, con un aro en la ancha nariz, con unos ojos negros que te atravesaban y herian. Era una mujer que parecía tener cien años y que seguramentre no tendria más de cuarenta, a lo sumo. De piel quemada, de tez seca como la tierra quebradiza sobre la que andaba. Al fondo, se veían unas niñas indias, algo desenfocadas, que estaban de pie, tan delgadas, esbeltas, con sus piernecitas entrecruzadas. Era la contraposición de la inocencia perdida, de la vejez, de la joventud absorvida y secada al sol.
"dos cervezas". Katja se sobresaltó aunque de manera inapreciable para el resto del mundo. Su corazón dió un vuelco, uno de tantos otros a los que ya estaba acostumbrada. Ian habia empezado a liarse un porro por eso el camarero y dueño del cafe les dijo " Si quereis fumar, está bien, pero aqui no por favor. Subir arriba" Y les señaló unas escaleras que llegaban hasta el piso supeior. Katja pensó que para lo pequeño que era el local ( sólo tres mesas) tenia muchos rincones escondidos en los que habia más espacio del imaginado. Cogieron sus cosas y cuando se disponían a subir por la empinada escalera, el camarero les advirtió con una sonrisa cómplice en los labios "Pero sólo uno, ¿eh?" Y les volvió a dirigir otra sonrisilla de las suyas. "Atractivo, realmente interesante este hombre" se referia al de las sonrias; era como un viejo hippioso ( no tan viejo, de cuarenta y tantos) con sus greñitas castaño claro, su nariz prominente y su mirada a lo Liam Neeson.
El camarero continuó charlando con los parroquianos de la barra, sus coleguillas habituales. Sí, aquel café tenía algo de camaraderia, de hermandad de todos los que allí se encontraban. Bob Dylan, Hendrix, Bob Marley, los Rolling, Tom Waits, los Doors, Janis, Robert Johnson y un largo etc de los grandes del blues, jazz, reggea, rock y demás estaban allí acompañando a los clientes de aquel curioso café. Realmente, se respiraba un "buen rollo" inesperado.
Ian se esforzaba por quemar el chocolate, por hacerlo añicos y no dejar ninguna "china" que más tarde pudiese sorprender a su garganta despreveniada. Cogió el papel de arroz y lo dejó reposar sobre la mesilla redonda hasta que le llegase su turno. buscó un cigarro, se tanteó los bolsillos del pantalón, se levantó de la silla y continuó tanteándose todos los bolsillos de los tejanos. Nada. Ni rastro del paquete. "¿Dónde lo habré puesto?" se decía mentalmente. Mientras tanto Katja bebía a morro sin importarle lo más mínimo los problemas triviales de Ian y sin percatarse de la espuma que habia hecho en la cerveza. una cuarta parte de su cerveza era espuma.
Ian, finalmente, halló lo que tanto buscaba en el bolsillo inetrior. "Ajá, con que estabas aquí durante todo este tiempo". Feliz de haber encontrado lo que buscaba prosiguió su tarea. Lió el porro, le dió un par de lametazos para fijar el papel y desprendió parte de éste para que de esta forma fumasen menor cantidad de papel.
Ian volvió a revolver sus bolsillos en busca del cutre encendedor que había comprado en un todo a cien, era de esos transparentes con una florecilla escuchimizada , lila, que no dejaba de ser más que un trozo de tul con un palito verde acompañándola. Cogió el peta y lo colocó entre sus labios, sus labios sellados aceptaron el presente con suma satisfacción. Lo encendió y una profunda inspiració dió paso a una bocanada de aros de humo. Los aros se fueron difuminando al alejarse y sólo quedaron unos ojos rojos, una cara apaciguada y el olor característico del costo.
Katja presenció el pequeño ritual de Ian que hacia cada vez que "fumaba", observaba a su acompañante como si se tratase de la primera vez que lo veía (No era la primera pero casi). el rostro era el de un hombre bello, sus labios gruesos, pefectos para besar, sus patillas anchas, suaves, sus ojos verdes, achinados, sutiles, se encontraban inundados de venillas rojizas; brillaban como cuando te dispones a llorar. Su nariz era ni destacable ni insignificante, era la adecuada para aquella cara, estaba conjuntada con sus facciones, su media melena era ondulada y de un rubio sedoso, agradable, era de ese tipo de melenas que gusta acariciar, de aquellas que te pasarias el dia enredando tus dedos. Era alto, muy alto, a su lado cualquiera se sentia ridículo, pequeño, poca cosa. Él era así, tenia la cualidad de intimidar, de hacer sentirse a la gente obligada a responder a sus preguntas, aunque te dijese "eres libre de no contestarme" pero, sin embargo, su poder sobre los demás era tal que te veias arrojado a su abismo. Su cuerpo era de adonis, estaba en las proporciones de las esculturas griegas, er un cuerpo al que se debía besar en cada lugar recóndito pues no tenia ningún despercidio( tal y como habia comprovado hacia pocas noches y que la hacian confirmar su desconcertante belleza física). Era simplemente arrebatador. Sin ir más lejos, nada más entrar en el café se habia percatado de los ojos deslumbrados de las feminas del lugar y las miradas envidiosas de lo hombres. No era una persona que pasase desapercibida. Él era irreverente, siempre sorprendente. Desde la primera conversación que entablaron ya la dejó atónita, con la boca entreabirte y los pensamientos alborotados,desordenados....

Thursday, January 26, 2006

Mundo de Cristal


Mi amor es un mundo de cristal. estoy dentro de este mundo dónde todo brilla, donde todo resplandece yo donde todo parece maravilloso. Lo parece pero no lo es...Es tan sólo una imagen, es un reflejo de algo que fue maravilloso y que ahora tan sólo es un pequeño resplandor de lo que antaño fue.
Me gusta mi mundo de cristal, yo lo creé así y así me lo creí. Deseo tanto encontrame bien, sentir confortable este mundo de amor, frío...
Mi mundo de cristal es immenso al igual que mi amor, sus cimientos son fuertes, se resisten a desmoronarse, no dejarán que mi mundo de cristal caiga, se derrumbe, jamás...o eso creía.
Pero mi esfera de cristal ha empezado a tambalearse a pesar de sus imponentes cimientos; han empezado a aparecer tímidas grietas, grietas que permiten el paso de la luz exterior. esa luz que ciega, que quema, que muestra la realidad. Esa luz pura a la que no estoy acostumbrada, la luz del conocimiento, de la siempre cruda realidad, esa luz que me advierte de los inconvenientes de un mundo de amor hecho a mi medida.
Pero este mundo me ha salido algo imperfecte, no está totalemnte hecho a mi medida, me oprime, me enreda en un mar de tribulaciones y eso me recuerda que la finalidad de este amor era otra; la felicidad.
Me he perdido en mi mundo de cristal, sólo veo imagenes mías distorsionadas, borrosas, reflejos de quién soy o creo ser, pero me me llego a identificar. Ya no me veo, me he perdido, hay tanta luz...ya no le veo, ¡hay tanta luz!
La grieta se ha ido extendiendo, se ha ido multiplicando como una plaga, una lepra que me corroe. Se ha ido ramificando como las raíces de un árbol en putrefacción que se extiende sin miramientos por mi mundo, por mi amor, aunque sus cimientos resistan, mi frágil mundo de cristal no podrá, no puede más...
Mi maravilloso mundo se resquebraja, se está desmoronando y cada vez la luz exterior va invadiendo mi retina, va cegándome pero poco a poco lograré adaptarme a esta luz de la verdad y llegará un dia en que abriré los ojos, miraré directamete a la luz y sabré lo que debo de hacer: escapar de este preciado mundo! porque sino escapo, sino salgo cuanto antes, el mundo de cristal se deshará sobre mi. La cúpula de cristal totalmente rsquebrajada empezará a liberar las piezas que la conforman, como en un grandioso puzzle de amor, esos pedazos de nuestro pasado, esa pieza de precioso cristal puntiagudas, tremendamente afiladas caeran de una gran altura y me matarán. Sus rasguños no me importan son superficiales y pronto se curan, a pesar de ser tan dolorosos. Pero si se me clavasen esa piezas, si penetrasen en mi piel, me rasgarían competamente al intentar arracármelas y ya no sería tan sencillo salir de mi mundo ni recuperarme de él. No cicatrizarían las heridas y estas siempre se volverían a abrir y volvería aborbotar mi sangre por su boca, y volvería el amargo sabor de las heridas a mi paladar y me hundiría sin saber cómo ni porqué en un lamento continuo de mi misma y eso no puedo permitirlo. Sería patético. Asi que antes de que todo empiece a acabarse, me marcho. ¡Adiós querido mundo de cristal! '¡Adiós!

SPUTNIK, MI AMOR Haruki Murakami


"Un constante gravitar en torno a una persona deseada que está tan cerce pero es tan inalcanzable". Así se podría resumir el último libro que he leído, una historia que al principio te atrapa, te entrelaza en sus redes y que finalmente te deja un sabor agridulce...un tanto insatisfecho pero no por eso dejas de admirar la manera que tiene Murakami de explicar historias. Historias en las que todos podemos vernos reflejados de una u otra forma. Y es que, cuando te disparas, sangras. Basándonos en ese principio la vida se entiende mejor... "Ya ves, continuamos viviendo, cada uno a su manera, incluso ahora." Incluso cuando todo parece perdido, carente de sentido, la vida continúa y así ha sido siempre y siempre será, la vida sigue adelante al igual que la vida de los personajes de esta novela. "Por profunda y fatal que sea la pérdida, por importante que sea lo que nos han arrancado de las manos, aunque nos hayamos convertido en alguien completamente distinto y sólo conservemos, de lo que antes éramos, una fina capa de piel, a pesar de todo, podemos continuar viviendo, así, en silencio. podemos alargar la mano e ir tirando del hilo de los días que nos han destinado, ir dejándolos luego atrás. En forma de trabajo rutinario, el trabajo de todos los días..., haciendo, según cómo, una buena actuación. " Al pensarlo te sientes terríblemente vacío.
Os recomiendo su lectura, es ágil y atractiva. Espero que os guste :)

Saturday, January 14, 2006

Nostalgia de aquello que nunca sucedió


La tristeza se acentua cuando todo lo que queremos pierde su esencia, cuando la desdicha se vuelve cotidiana y cuando el amor decae en la rutina donde no existe su esencia tempestuosa, desconcertante e inesperada.
La vida siempre nos conduce hacia donde nuestros actos la dirigen.

Friday, January 13, 2006

Credo del Biólogo

CREO EN EL DNA TODOPODEROSOCREADOR DE TODOS LOS SERES VIVOSCREO EN EL RNA, SU UNICO HIJOQUE FUE CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA DE LA RNA POLIMERASANACIO COMO TRANSCRITO PRIMARIOPADECIO BAJO EL PODER DE NUCLEASAS,METILASAS Y POLIADENILASAS,FUE PROCESADO, MODIFICADO Y TRANSPORTADO.DESCENDIO DEL NUCLEOA LOS POCOS SEGUNDOS FUE TRADUCIDO A PROTEINA.ASCENDIÓ POR EL RETICULO ENDOPLASMATICO Y COMPLEJO DEGOLGI.AHORA ESTA ANCLADO SOBRE LA MEMBRANA PLASMATICAA LA DERECHA DE LA PROTEINA G.DESDE AHÍ A DE CONTROLAR LA TRADUCCIÓN DE SEÑALESEN CELULAS NORMALES Y APOPTÓTICAS.CREO EN LA BIOLOGIA MOLECULAR,LA TERAPIA GENICA, LA BIOTECNOLOGIA,EN LA SECUENCIACION DEL GENOMA HUMANO,LA CORRECCION DE MUTACIONES EN EL GEN P53,LA CLONACION DE DOLLYY LA ETERNA VIDA.AMÉN.